jueves, 14 de mayo de 2020

Culpables sin culpa

                                                                                         Por  Seneida Valdez Gómez 

La Vida No Tiene NombreTienda
La lectura es el medio más rápido hacia el conocimiento: es la manera más certera de determinar el valor de un texto. Por lo que, para el estudio de la literatura se requiere de la lectura y análisis de diversos géneros textuales, de modo que, se construya un bagaje que permita diferenciar correctamente, una buena obra y las características que lo determinan.  En este presente ensayo se pretende analizar la novela dominicana La vida no tiene nombre, de Marcio Veloz Maggiolo (1965). Cuando se publica la obra, la Republica Dominicana se encontraba en una situación difícil, ya que estaba atravesando por la Guerra de abril, hecho que marcó un antes y un después en nuestra historia. Cabe resaltar, que en este período la literatura estaba atravesando por grandes cambios, encerrando esta obra en la corriente vanguardista, debido a sus características y rasgos diferenciales.


El método elegido para este análisis es el Semiótico, tomado del libro Análisis e interpretación de textos literarios, de Silvia Solano Rivera y Juan Ramírez Caro, Costa Rica (2016). Mediante el cual se busca identificar en la obra los principales factores que caracterizan este análisis, de modo que, se pueda obtener una mejor comprensión de esta. Para la realización de este ensayo tomamos en cuenta los siguientes factores: texto, literatura, cultura e historia, los cuales favorecerán a una efectiva interpretación.

En este ensayo sustento la idea de que no somos culpables de lo que nos pasa, pero sí de aceptarlo y someternos a ello. Puesto que esta es la realidad más visible en la obra, en primer lugar, con la actitud de Simián y más adelante con la de los dominicanos sometidos ante los invasores.

Esta obra narra la historia de un hombre rayano llamado Ramon Dieth, hijo de una haitiana inmigrante llamada Simián, víctima de múltiples violaciones y maltrato, y del jefe de la finca en la que trabajaba, un rico hombre hacendado, del Seibo. En esta se cuentan todas las peripecias por la que pasaron Juan y su madre, durante la intervención de 1916-1924 y en la cual Juan fue parte de un grupo de guerrilleros. Teniendo como narrador al propio protagonista lo convierte en narrador autodiegético, este narra toda la historia desde la cárcel, donde espera su muerte inminente, lo cual le permite dar detalladamente los sucesos por los que tuvo que pasar y lo hace en forma de recuerdo, haciendo una analepsis que permite conocer las razones por las cuales se encuentra encarcelado.

Son parte de este texto las notas, el autor hace uso de estas para reflejar algunos acontecimientos de dicha intervención y las cuales apoyan la historia narrada, al lado de una imagen. Estas son utilizadas para mostrar algunos guerrilleros y lugares de la República Dominicana, así como, a los interventores. Así también, el autor hace uso de imágenes, las cuales hacen referencia a descripciones que no solo ponen en uso nuestra visión, sino también, los cinco sentidos, permitiendo crear una figura mental mediante el uso de palabras o frases, un ejemplo de esta: Oí el “crack” del revolver. Un ruido tenebroso (pág. 81) o “…a Simián le vino un golpe de tos y vomitó sangre y creo que, hasta la hiel, porque era una cosa de color marrón (pág. 73). Estas frases hacen alusión a imágenes que se van creando en nuestra mente al momento de leerlas, permitiendo que nos adentremos en la obra a tal grado de poder sentir lo que les sucede a los personajes y ver lo que ellos ven.

Para analizar todo esto es necesario tomar en cuenta el contexto en el que fue escrita la obra, la cual hace alusión a una historia que tuvo lugar en los alrededores de 1916-1924 en Rep. Dom.  El escenario principal fue la parte Este del país, mayormente en el Seibo, aunque resulta difícil determinar un lugar exacto, ya que esta presenta constantes desplazamientos, tanto de espacio como de tiempo, si bien, comienza en el Seibo una parte se desarrolla en el Cibao y otra en Samaná  y otros lugares del país.
Es necesario tomar en cuenta que esta obra pertenece al género épico-narrativo y debido a su estructura puede ser considerada una novela. Esta hace uso de diversos recursos estilísticos y literarios los cuales son utilizados por el autor para hacer más expresivo su mensaje y llamar la atención del lector, el uso de estos es lo que permite al autor crear su propio estilo. Un ejemplo de estos recursos se puede citar: la personificación o prosopopeya, que permite atribuir características humanas a seres inanimados, animales u objetos Me parecía ver el viento uniformado de caqui, sombrero de fieltro verde y riche de lona dura” (pág. 77); “El yerbajo parecía cantar (pág. 77), también podemos encontrar Ironía, la cual permite dar a entender cosas que se suprimen y que no se quieren decir explícitamente “Los mataré como a jaibas” (pág. 48). Esta obra presenta múltiples recursos estilísticos y literarios que le dan un toque particular y crea en el lector la sensación de no querer soltar el texto hasta saber el desenlace.

Otra práctica presente en esta novela son las textuales, el autor hace uso de todas las voces internas del texto, pero predomina la narración y la descripción, el protagonista se encarga de narrar la historia haciendo uso de la descripción de lugares, personas y acontecimientos, y explica las situaciones en las que se encontraba. Esta novela tiene carácter realista, narra una historia que bien podría ser real, dentro de la cual se pueden identificar diferentes niveles ideológicos, por un lado, podemos mencionar el patriotismo evidente en los guerrilleros que luchan por establecer la democracia que se les fue arrebatada y realzar su moralidad. Un factor que no está muy claro es el racismo, ya que, si bien los invasores (estadounidenses) muestran desprecio hacia los dominicanos y haitianos, no está explícito si es por razones de raza. Esta obra presenta también una serie de valores tales como la valentía, respeto, solidaridad, compañerismo, honestidad, entre otros, que se mezclan con los valores religiosos, una parte creyente en el budismo (principalmente los de raza haitiana) y otra creyente en el catolicismo.

La mayoría de la población se dedicaba a la producción agrícola, este hecho no se encuentra explícito en la obra, pero, se puede deducir por los lugares citados por el narrador, así también, la pesca y pequeños negocios poco definidos. Se menciona en determinada ocasión, la producción de azúcar y, por ende, la siembra de la caña, siendo este el principal sustento de la población para la época descrita en el texto.

Para entonces, el país se encontraba atravesando por un desorden, la política no quedaba exenta de este, el sistema de gobierno estaba regido bajo las órdenes de las fuerzas interventoras, por tanto, se luchaba constantemente por que fuera derrocado y establecida la democracia que fue arrebatada, de modo que las fuerzas políticas estaban divididas en dos grupos; los guerrilleros que luchaban por establecer la libertad y régimen democrático, y los invasores extranjeros que buscaban adueñarse de nuestro país. En esta lucha se desarrolla la historia, donde un grupo de personas levantadas con armas intenta derrocar un gobierno que había sido impuesto a la fuerza, puesto que no quería ser sometido ni humillado. Sin embargo, había otro grupo que estaba dispuesto a aceptar que se le privara de sus derechos y se le sometiera, por lo se mantenían del lado invasor y rechazaban, quizás por obediencia, el dinero dado o quizá por miedo a los guerrilleros o gavilleros.

En la obra se pone de manifiesto el poco valor que le dan los dominicanos a su dominicanidad, vendiendo sus derechos, aceptando ser sometidos y gobernados, en lugar de levantarse y reclamar, permitiendo que fuerzas extranjeras se hagan dueñas de su futuro, un futuro incierto. Pues, aunque no tenían la culpa de ser sometidos, si de aceptarlo y dejarse someter.

Cuando se carece de algo y es puesto ante nuestros ojos, la idea de despreciarlo ni se nos asoma por la cabeza, sin importar el costo, es aceptado, aunque conseguirlo nos prive de libertad. El pueblo decidió aceptar los bienes ofrecidos por los interventores, haciéndose participes de ellos, dando por bueno y valido lo que decidieran hacer los gringos con el país. Se les ofrecían productos en lugar de libertad y democracia, y era aceptada como una salvación.  Tal vez el precio de la ignorancia, no se les podía exigir más, era un pueblo pobre, sin conocimientos, ciegos de mente. No eran culpables de que otras potencias lo sometieran, sin embargo, en sus manos estaba aceptar o no esa realidad. Decidir si ser parte de ese grupo de personas que decidieron ser libres, aunque les costara la vida, que preferían morir a vender su dignidad, esa que tantas veces ha sido vendida por los dominicanos, ofrecida a extranjeros que solo quieren cosechar el fruto sin sembrar el árbol.
La libertad, divino tesoro por el cual luchaban los gavilleros, porque decidieron alzarse, comer un pedazo de viviere vacío en el monte bajo lluvia y sereno a aceptar las leches y chocolates o cinco pesos de los gringos, porque para ellos era mejor sembrar un futuro libre para los suyos a aceptar que otros arruinaran y explotaran nuestro país.

El personaje Ramon entendió esto, el pueblo no era culpable de que lo sometieran, pero sí de aceptarlo. Por eso decidió abandonar la lucha, no lucharía por un país que había aceptado ser dirigido por otros. En una ocasión dijo a Juan “…los dominicanos nacimos para que nos pisen. Nos defienden y denunciamos al defensor…le dan a escoger entre su libertad y cinco dólares y toman los cinco” (pág. 55-56). Alguien que elige ser sometido no se puede liberar a la fuerza “…a nadie se libera a la brava, quien no tenga conciencia de que tiene que ser libre que se hunda…” (pág. 56).

También, se nos presenta la realidad de Simián, decidió salir de Haití, quizás porque allá estaba pasando penurias y decidió no aceptarlas, no someterse y salió a buscar algo mejor, sin saber qué le deparaba el futuro. Se encontró con múltiples obstáculos (violaciones, maltrato…) pero aun así no perdió la esperanza y aun trabajando en la hacienda de Dieth, salió de allí con su hijo a buscar su libertad, pues para ella esta no tenía ningún valor monetario, su libertad estaba, ante todo. No aceptó ser sometida, aunque no tenía la culpa de serlo.

Es así como nos damos cuenta de que en nuestras manos está la decisión de aceptar o actuar ante lo que nos sucede. Pues, no tenemos la culpa de pertenecer a un sistema dañado que pretende dirigir los intereses ajenos que son propios de cada persona en particular.

Según Hunter (2013)­­¿Se es realmente culpable cuando se desafía a un sistema manipulador y obsoleto que atenta contra la libertad y los derechos evolutivos humanos? El mandato social y cultural vs. la libre evolución del ser”. No se es culpable cuando somos sometidos ante un régimen de terror, pero, no importa lo fuerte que sea el yugo, si se tiene el anhelo de ser libre, de dejar de esconder la valentía y enfrentarse a quien juzga sin derecho a juzgar, es así como quien se propone a dejar de servir, se vuelve libre.

El análisis de esta obra representa una mejora para los conocimientos adquiridos mediante un largo periodo de estudio, a través del cual se verifica el nivel de compresión adquirido. Gracias al análisis semiótico pudimos identificar, no solo la literariedad de la obra, sino también, su valor académico y humano.

Así también, el tema escogido para este análisis “No somos culpables de lo que nos pasa, pero sí de aceptarlo y revisarlo continuamente” nos permitió no solo identificar uno de los temas mas trabajados en la obra, sino también, reflexionar acerca de que tantas cosas aceptamos y lo culpables que somos de aceptar ser oprimidos en determinadas circunstancias, sin reflexionar sobre lo que somos.

Podemos confirmar que el medio más certero para el conocimiento es la lectura y mediante el cual podemos identificar una buena obra, analizarla y valorarla, es así como nos damos cuenta del valor que posee esta obra La vida no tiene nombre mediante la cual se pudo realizar satisfactoriamente el análisis semiótico sugerido anteriormente y adquirir los conocimientos necesarios para su interpretación y posterior estudio. 
     

Bibliografía

  • Brad Hunter. Agosto, 2013. Recuperado de:
         https://elplanetaurbano.com/2013/08/cuando-reclamar-por-libertad-es-ser-culpable/
  •          Solano, S. Ramírez, J. (2016) Análisis e interpretación de textos literarios. Heredia. Costa Rica.
  •          Veloz, M. (1965) ​La vida no tiene nombre. Editora Cole. Tercera edición. Madrid


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